No existen estudios que confirmen una correlación entre el tipo de sangre y la personalidad. Sin embargo, en muchas sociedades del mundo, se cree que el tipo de sangre desempeña un papel importante en la vida de una persona (más allá de a quién puede donar sangre y de quién puede aceptarla).
En Japón, por ejemplo, las revistas publican horóscopos basados en el tipo de sangre para informar a las personas sobre su futuro diario, semanal o mensual. Además, las entrevistas de trabajo suelen exigir la divulgación del tipo de sangre. Esto ayuda a las empresas a comprender mejor quiénes serían los más adecuados para un puesto determinado.
Quizás sea hora de reemplazar los signos del zodiaco por grupos sanguíneos y encontrar una mejor compatibilidad. A continuación, se presentan breves descripciones de cómo cada grupo sanguíneo afecta la personalidad de una persona. Usa este artículo la próxima vez que tengas una cita para ver qué tan bien se llevan.
Grupo A (+, −)
Uno de los tipos de sangre más comunes del mundo, las personas con tipo A son conocidas por su sensibilidad y carácter cooperativo. Se les percibe como inteligentes, apasionados y perfeccionistas. Se preocupan mucho por que los demás se sientan cómodos a su alrededor, lo que a menudo les lleva a ocultar sus verdaderos sentimientos. Esto, a su vez, da la impresión de ser retraídos y tímidos. Las personas con tipo A suelen tener éxito y harán lo que sea para lograrlo. Por eso tienen dificultad para dormir; sus mentes están llenas de estrés y la necesidad de ser mejores de lo que son actualmente.
Grupo B (+, −)
Las personas con el tipo B se caracterizan por su equilibrio. Se consideran entre las personas más prácticas del mundo. Destacan por sus habilidades de liderazgo y su gran ambición. Al mismo tiempo, son afectuosas y sensibles a las necesidades de los demás. Están dispuestas a emprender nuevos proyectos solo después de comprender a fondo todos los aspectos y riesgos involucrados. Trabajar con ellas a veces puede ser un desafío, ya que son individualistas y se dejan llevar por sus propias metas y ambiciones. Las personas con el tipo B se centran mucho en alcanzar sus objetivos, lo que puede llevar a una visión de túnel. Pueden parecer frías porque tienden a seguir más su cabeza que su corazón.
