Menos material, más eficiencia
Más allá de las preocupaciones de higiene y seguridad, también existe una justificación económica. Unas puertas más cortas implican menos materia prima y, por lo tanto, un menor coste. Además, son más fáciles de instalar y mantener. Para el personal de limpieza, supone un gran ahorro de tiempo: ¡ya no es necesario abrir cada cubículo para limpiar el suelo! Una fregona rápida, un paño rápido, y todo queda impecable.
Una mirada rápida que evita malentendidos
Otra ventaja práctica: gracias a este espacio, puedes saber de un vistazo si un cubículo está libre u ocupado. Se acabaron los golpes, los tirones tímidos de la manija y el incómodo momento en el que... ¡sorpresa!, ¡ya hay alguien dentro! Un simple vistazo a los pies y listo: una forma discreta y eficaz de preservar la tranquilidad de todos.
Algunos consejos al usar baños públicos
- No dejes tus pertenencias en el suelo. Este espacio abierto facilita la circulación del aire, pero también las salpicaduras. Es mejor llevar el bolso colgado de un gancho o colgado del hombro.
- Si estás con un niño, recuérdale que no mire debajo de las puertas: ¡la curiosidad es natural, pero la discreción es igual de importante!
Un pequeño consejo sobre la limpieza: los vestuarios centrales suelen ser los menos utilizados. Si puedes elegir, suelen estar más limpios.
Lo que se tomó como un defecto es en realidad una idea brillante: un inteligente equilibrio entre seguridad, practicidad y sentido común.