El descubrimiento de que todos los seres vivos emiten una luz ultra débil que se apaga precisamente en el momento de la muerte transforma nuestra comprensión de la vida.
Esta luz, invisible pero omnipresente, parece ser un indicador clave de la actividad biológica. Su estudio podría transformar profundamente el diagnóstico médico, las prácticas agrícolas, la biología celular y nuestra comprensión del mundo vivo.
La ciencia apenas comienza a descifrar este lenguaje luminoso . Y este descubrimiento nos recuerda una realidad fascinante: mientras la vida existe, se manifiesta —de una forma u otra— a través de un resplandor vital .